Coma una dieta equilibrada
Concéntrese en verduras, legumbres, proteínas magras (como pollo o pescado) y carbohidratos de bajo índice glucémico (como quinoa o lentejas). Reduzca el consumo de alimentos procesados , que tienen un alto contenido de azúcares ocultos.
Muévete, un poquito cada día
¡No hace falta inscribirse en una competición deportiva! Caminar 30 minutos después de comer ya mejora la sensibilidad a la insulina.
Hidrátate regularmente
El agua ayuda a los riñones a filtrar el exceso de azúcar. Es tu mejor aliado en el día a día, mucho más que cualquier bebida que se promociona como “desintoxicante “.
Monitorea tus indicadores
Si tiene alguna duda o antecedentes familiares de niveles altos de azúcar en la sangre, considere revisar su nivel de azúcar regularmente con un glucómetro o durante una visita médica. ¡Más vale prevenir que curar!
Escuchar las señales de tu cuerpo es darle lo que se merece: vigilancia, atención y un poco de sentido común. Tu nivel de azúcar en sangre puede ser tu mejor aliado para la salud… siempre y cuando no lo descuides .