Dificultad para tragar: Una dificultad grave para tragar, que lleva a depender de dietas líquidas, podría indicar cánceres gastrointestinales como el cáncer de esófago.
Sangrado inexplicable: la sangre en la orina o las heces podría deberse a problemas como hemorroides o cáncer de colon, lo que requiere una evaluación médica.
Dolor persistente: si bien el envejecimiento puede traer diversos dolores, el dolor persistente e inexplicable justifica una investigación, ya que podría indicar un cáncer subyacente.
Dolor abdominal y depresión: El dolor abdominal persistente acompañado de depresión podría requerir una prueba de detección de cáncer de páncreas, aunque la conexión no se comprende del todo.
Indigestión: Una indigestión inexplicable podría indicar cáncer de esófago, estómago o garganta.
Cambios bucales: Los fumadores deben estar atentos a la aparición de manchas blancas en la boca o la lengua, que podrían convertirse en cáncer bucal.
Cambios en los ganglios linfáticos: Los ganglios linfáticos agrandados que duran más de un mes, especialmente en la axila o el cuello, deben ser evaluados por un médico.
Fiebre: La fiebre inexplicable, no relacionada con la gripe u otras enfermedades, podría ser un síntoma tardío de cáncer, en particular después de que el cáncer se haya propagado.
Fatiga: La fatiga persistente, incluso en etapas tempranas, podría ser indicativa de ciertos tipos de cáncer, como leucemia o cáncer de estómago.
Tos crónica: Una tos persistente que dura más de tres o cuatro semanas, más allá de los síntomas típicos de un resfriado o una alergia, requiere atención médica, ya que podría indicar cánceres respiratorios, como el cáncer de pulmón.