Amarillo brillante , verde fluorescente, rosa neón… Estos tonos brillantes hacen maravillas en una noche de verano o en una fiesta de cumpleaños, pero chocan con la sobriedad que se espera en un funeral.
Estos colores transmiten energía, vitalidad y celebración, justo lo contrario de la atmósfera de una ceremonia. Aunque no veas malas intenciones, tus seres queridos podrían sentir que no te tomas la ceremonia en serio.
Por lo tanto, es mejor elegir tonos sobrios y profundos: azul marino, gris oscuro, marrón chocolate o incluso ciertos pasteles discretos. La idea no es desaparecer por completo, sino demostrar que compartes la gravedad del momento.
Tejidos brillantes y metalizados: un efecto de noche poco adecuado
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