Los condones son una de las maneras más eficaces de reducir el riesgo de infecciones de transmisión sexual (ITS), incluidas las relacionadas con el cáncer de cuello uterino. Si se usan correctamente, tienen una eficacia de hasta el 98 % en la prevención de la transmisión.
Aun así, muchos hombres se niegan a usarlos, alegando incomodidad o disminución del placer. Esta decisión expone a sus parejas al VPH y otras infecciones que pueden dañar directamente las células cervicales.
Algunas parejas recurren a los anticonceptivos hormonales. Si bien estos son eficaces para prevenir el embarazo, su uso prolongado se ha relacionado con un mayor riesgo de cáncer de mama. Un amplio estudio de la Universidad de Copenhague reveló que las mujeres que usaron anticonceptivos hormonales durante más de 10 años tenían hasta un 38 % más de riesgo de cáncer de mama en comparación con quienes no los usaban.
La forma más saludable es combinar prácticas anticonceptivas seguras con la prevención de las ITS, no una a expensas de la otra.
3. Presionar la intimidad durante la menstruación
Algunos hombres exigen actividad sexual durante la menstruación, sin darse cuenta de los riesgos que conlleva. En esta etapa del ciclo menstrual, el cuello uterino es más vulnerable porque el revestimiento uterino se está desprendiendo y está ligeramente abierto, lo que facilita la entrada de bacterias.
Los expertos médicos advierten que las relaciones sexuales durante la menstruación pueden:
Aumentan el riesgo de infecciones pélvicas.
Provocan inflamación ginecológica.
Con el tiempo, aumentan el riesgo de complicaciones cervicales y uterinas si las infecciones no se tratan.
Las mujeres deben sentirse empoderadas para rechazar la intimidad durante este período y priorizar su salud a largo plazo sobre la satisfacción temporal.
Reflexiones finales
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La prevención del cáncer de cuello uterino no es solo responsabilidad de la mujer: un esposo o pareja que apoye a su pareja desempeña un papel fundamental. Al evitar hábitos perjudiciales como fumar, negarse a protegerse o exigir intimidad en momentos de riesgo, los hombres pueden contribuir a proteger la salud y el bienestar de las mujeres que aman.
El verdadero cuidado en una relación significa protegerse mutuamente, no sólo emocionalmente sino también físicamente.