Mantén el cuerpo erguido.
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Gira la cabeza suavemente hacia la izquierda todo lo que puedas, sin mover los hombros.
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Vuelve al centro y gira hacia la derecha.
Realiza 10 repeticiones en total, en un ritmo lento y controlado.
Una anécdota para reflexionar
Un ciclista contó que, tras una competencia, se sintió mareado al bajar de la bicicleta. Su entrenador le indicó que bajara la cabeza y apoyara la barbilla en el pecho. En cuestión de segundos, el mareo desapareció. Esa experiencia le enseñó que un simple movimiento del cuello, ejecutado en el momento justo, puede marcar la diferencia en el bienestar inmediato.
Recomendación final:
Estos ejercicios son una herramienta simple y poderosa para liberar tensiones, mejorar la postura y favorecer la circulación. ¡Practicarlos a diario no solo ayuda a mantener el cuello flexible, sino que también puede ser un apoyo natural para la salud cardiovascular y el equilibrio general del cuerpo!