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Pérdida del equilibrio y la coordinación
¿De repente se siente mareado, como si estuviera en un barco durante una tormenta? Un derrame cerebral puede afectar el cerebelo, la zona del cerebro que gestiona la coordinación y el equilibrio. El resultado: dificultad para caminar, mareos o incapacidad repentina para realizar movimientos simples.
Una prueba rápida:
Intenta tocarte la nariz con el dedo índice y los ojos cerrados. Si tu gesto es torpe o impreciso, podría ser una señal de alerta.
¿Por qué es esencial actuar con rapidez?
Cuando se produce un ictus, cada minuto cuenta. Cuanto antes se administre el tratamiento, mayor será la probabilidad de limitar las secuelas. Los médicos suelen referirse a la “ventana terapéutica” como las 4,5 horas cruciales tras la aparición de los primeros síntomas para permitir una intervención eficaz.
Si usted o alguien que conoce muestra estos signos, no espere: llame al 15 inmediatamente.
Prevenir un ictus: adoptar los reflejos adecuados
Buenas noticias: es posible reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular mediante acciones cotidianas sencillas.
- Vigile su presión arterial: la hipertensión es un factor de riesgo importante.
- Evite el consumo excesivo de tabaco y alcohol: aumentan los riesgos cardiovasculares.
- Adopte una dieta equilibrada: favorezca frutas, verduras y omega-3.
- Muévete más: la actividad física reduce el riesgo de coágulos sanguíneos.
- Maneja tu estrés: la meditación, la respiración o el ejercicio pueden ayudar.
En resumen
Los accidentes cerebrovasculares no solo afectan a las personas mayores. En personas más jóvenes, los síntomas también pueden aparecer repentinamente y requerir atención inmediata. Un dolor de cabeza inusual, pérdida de fuerza, problemas del habla, la visión o el equilibrio son señales de alerta.
Si nota alguna de estas señales, no pierda tiempo: ¡pida ayuda! Más vale prevenir que curar.