Escuchar no es sólo una restricción. También puedes cultivarlo como habilidad… ¡y divertirte! Mientras paseas, pregúntale qué oye: ¿un pájaro? ¿Hojas? ¿El viento? Estos pequeños juegos sensoriales entrenan sus oídos para concentrarse.
Otra idea: canciones. Escuchen juntos sus canciones infantiles favoritas y hablen sobre las letras. ¿Qué significa esta frase? ¿Quién es el personaje? Es a la vez divertido y educativo .
Predicar con el ejemplo: escucharlo para ser escuchado
A veces tendemos a responder automáticamente mientras leemos un mensaje de texto o cortamos cebollas. Pero nuestros hijos lo perciben: saben cuándo estamos realmente con ellos y cuándo no.
Tómate unos minutos para prestarle toda tu atención: deja el teléfono, míralo a los ojos, escucha lo que está diciendo, incluso si es la sexta versión de su primer día en primer grado. Este tiempo de calidad lo animará a hacer lo mismo cuando se le invite a escuchar a su vez.