Algunos dolores parecen triviales al principio: una ligera rigidez en el hombro al despertar, dificultad para levantar los brazos o incluso una sensación de fatiga persistente. Sin embargo, tras estos síntomas aparentemente inofensivos puede esconderse una enfermedad inflamatoria mucho más grave: la polimialgia reumática. Afecta principalmente a personas mayores de 65 años y, con demasiada frecuencia, se malinterpreta o se confunde con otros trastornos. ¿Qué ocurre si tu cuerpo te envía señales de alerta que no percibes?
Cuando el dolor se vuelve inusual
Suele comenzar con un dolor intenso y persistente en el hombro, como si un peso invisible impidiera moverse con libertad. Esta molestia simétrica —es decir, que se siente en ambos lados del cuerpo— dificulta especialmente acciones sencillas como ponerse un abrigo o alcanzar un estante. Por la noche, el dolor se intensifica e interrumpe el sueño, dificultando el descanso. Con el tiempo, puede extenderse a los brazos, creando una sensación de tensión constante, comparable a un calambre muscular persistente.
Una enfermedad que se propaga a las caderas y más allá.
Este problema no se limita a los hombros. Muchas personas también experimentan dolor generalizado en caderas, muslos, glúteos e incluso el cuello. Imagine tener que levantarse de un sillón o agacharse para recoger un objeto: acciones que antes eran triviales de repente se convierten en obstáculos cotidianos. El cuerpo parece protestar con cada movimiento, especialmente después de estar sentado mucho tiempo o al despertar. Este dolor generalizado recuerda al que se siente después de un entrenamiento intenso, solo que en este caso no desaparece.
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