Revisá tus pies diariamente
Sobre todo si tenés diabetes. Observá si hay heridas, ampollas o cambios de color.
Hacé ejercicios suaves de estiramiento
Mové los tobillos en círculos, estirá los dedos y caminá descalzo sobre superficies suaves para estimular la musculatura.
Usá calzado cómodo y adecuado
Zapatos con buena amortiguación y suela antideslizante previenen caídas y dolores.
Cortá las uñas con cuidado
Siempre de forma recta, para evitar uñas encarnadas o infecciones.
Alterná con baños de pies
Podés sumergir los pies en agua tibia con sal gruesa o infusiones de manzanilla para relajar y desinflamar.
El aceite de ricino es un aliado simple, económico y natural que puede marcar una gran diferencia en el bienestar de los adultos mayores. Cuidar los pies no es un lujo, es una necesidad. Incorporar este hábito nocturno no sólo mejora la piel, sino que aporta confort, descanso y calidad de vida. ¡Dale a tus pies el cuidado que se merecen!