Estas señales no deben ser ignoradas, especialmente si aparecen de forma repentina, se agravan con el tiempo o están acompañadas de otros síntomas generales como fatiga, fiebre, pérdida de peso o dolor.
El dermatólogo puede ser el primer paso para una evaluación, pero en muchos casos se requerirá un enfoque interdisciplinario que incluya endocrinólogos, reumatólogos o gastroenterólogos, según la causa.
Conclusión
La piel no solo cumple funciones de protección y regulación térmica; también puede revelar alteraciones internas antes de que se manifiesten otros síntomas evidentes. Observarla con atención y no subestimar sus cambios es clave para detectar a tiempo problemas de salud potencialmente graves.