La prevención comienza con un cuidado diario delicado. Elige limpiadores y humectantes suaves y sin perfume, diseñados para piel sensible. Evita exfoliar en exceso o usar productos con alcohol o ácidos con demasiada frecuencia, ya que pueden dañar la capa protectora de la piel.
Hidrátate siempre después del baño, cuando la piel aún esté ligeramente húmeda, para conservar la hidratación. Si trabajas en un entorno donde tus manos están expuestas al agua o a productos químicos con frecuencia, usa guantes protectores y aplícate crema de manos con regularidad.
