Aunque parezca lógico, lavar un huevo puede ser perjudicial.
La cáscara tiene una capa protectora natural que impide la entrada de bacterias. Al ser porosa, al lavarla, esta protección desaparece y los microorganismos pueden penetrar fácilmente.
Mejor opción:
Guárdalas tal cual, sin lavarlas, y siempre en el frigorífico.
Además, evita colocarlos en la puerta del refrigerador: la apertura y cierre constante genera cambios de temperatura y humedad, deteriora la cáscara y acelera el envejecimiento.
El peligro de los huevos crudos

Durante años, consumir huevos crudos o batidos de clara de huevo fue popular para ganar masa muscular. Pero esto causa dos problemas:
1. Reducción de la absorción de nutrientes
Los huevos crudos contienen avidina, una proteína que se une a la biotina (vitamina B7), impidiendo su absorción. Esta vitamina es fundamental para el sistema nervioso, la piel y el cabello.
Además, la digestión de la proteína cruda es incompleta: sólo se absorbe alrededor del 50%.
Cuando se cocina un huevo, su proteína se desdobla y el cuerpo puede absorber hasta el 90%.
2. Riesgo de Salmonella
Un huevo crudo puede contener bacterias como la salmonela y no hay forma de detectarlo porque no cambia de olor, color ni textura.
Esta bacteria puede causar vómitos, diarrea, deshidratación y complicaciones graves, especialmente en niños, mujeres embarazadas y ancianos.
La única forma de eliminarlo es cocinando el huevo.
¿Por qué las yemas de huevo varían de color?
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