1. Preparar la masa:
- Disolver la levadura y el azúcar en el agua tibia y dejar reposar unos 10 minutos, hasta que haga espuma.
- En un bol grande, mezclar la harina y la sal. Añadir la levadura disuelta y el aceite de oliva, y mezclar bien.
- Amasar durante unos 10 minutos hasta obtener una masa suave y elástica. Si está muy pegajosa, añade un poco más de harina.
- Deja reposar la masa durante 1 hora o hasta que haya duplicado su tamaño.
2. Preparar el relleno:
- Lava y corta las espinacas. Saltéalas en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que se ablanden. Luego, escurre bien el exceso de agua.
- En la misma sartén, sofríe la cebolla picada hasta que esté dorada.
- Mezcla las espinacas escurridas con la cebolla, ricotta, queso rallado, un poco de sal, pimienta y nuez moscada.
- Pela y corta los huevos duros en cuartos.
3. Montar el pastel:
- Precalienta el horno a 180ºC.
- Divide la masa en dos partes: una para la base y otra para cubrir.
- Extiende una de las partes de la masa en un molde redondo (tipo tarta o pizza) de unos 30 cm de diámetro, dejando los bordes altos.
- Coloca el relleno de espinacas y queso en la base de masa, distribuyendo bien.
- Coloca los cuartos de huevo duro en la mezcla de espinacas, presionándolos un poco para que queden integrados.
- Estira la otra parte de la masa y cubre el pastel. Sella bien los bordes.
- Haz algunos cortes en la parte superior para permitir que el vapor escape durante la cocción.
- Pinta la superficie con un poco de aceite o huevo batido.
4. Hornear:
- Coloca el pastel en el horno y hornea durante 40-45 minutos, o hasta que la masa esté dorada y crujiente.
Este pastel se puede disfrutar tanto caliente como a temperatura ambiente, y es un clásico para las celebraciones de Pascua. ¡Espero que te salga delicioso!