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No ignores la picazón persistente si no responde a tratamientos comunes.
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Lleva un registro de cuándo aparece, en qué zona y con qué intensidad.
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Consulta siempre con un especialista, especialmente si superas los 60 años o tienes antecedentes familiares de cáncer.
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No sientas vergüenza de hablar de síntomas en zonas íntimas, tu salud es más importante.
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Mantén una revisión médica periódica: la detección temprana puede salvar vidas.
No toda picazón es señal de cáncer, pero cuando persiste y no responde a lo habitual, puede ser un aviso silencioso de que algo más sucede en tu organismo. Escuchar esas señales, actuar a tiempo y consultar al médico es la mejor manera de proteger tu vida y la de quienes amas.