Fabián llamó a sus tres mejores mecánicos. Antonio, de 15 años de experiencia, Roberto, especialista en autos alemanes y Manuel, que se las daba de experto en turbos. Los tres rodearon el motor como cirujanos alrededor de un paciente grave. Durante dos horas completas, estos señores desarmaron medio motor. Antonio revisó el intercooler. Roberto checó las válvulas de presión. Manuel desmontó parcialmente el turbo. Nada. El problema persistía y el Mercedes sonaba peor que antes. Los pensamientos de Antonio, “Madre mía, si no resolvemos esto, el patrón nos va a correr a todos.” Mientras tanto, Camila limpiaba cerca del Mercedes con los oídos bien atentos.
Ella había escuchado ese sonido antes. Su papacito le había enseñado que cuando un turbo hace ese silvido específico después de los 3000 rpm combinado con una ligera pérdida de potencia, el problema generalmente está en el actuador de geometría variable del turbo, no en el turbo mismo. Fabián se acercó tímidamente. Disculpe que interrumpa, pero creo que el problema podría estar en el actuador de geometría variable. Mi papá me enseñó que ese sonido específico indica que las áves del turbo no están ajustándose correctamente por un problema en el actuador neumático.
Imagínense la cara que puso Fabián. Se le hincharon las venas del cuello como mangueras a presión. Tú, tú me vas a enseñar de mecánica”, gritó tan fuerte que todo el taller se detuvo. “Una mujer que ni siquiera ha tocado un motor va a decirme cómo hacer mi trabajo. ” Los otros mecánicos se quedaron. Murs. El señor Rodríguez, propietario del Mercedes, observaba la escena con una mezcla de sorpresa y disgusto. Fabián no se detuvo ahí. Las mujeres son para fregar pisos y hacer tortillas, no para meterse donde no las llaman.
Regresa a limpiar los baños, que es lo único que sabes hacer. Los pensamientos de Camila mientras agachaba la cabeza. Perdóname, papacito, por no defender tu enseñanza, pero necesito este trabajo. Necesito el dinero para tus medicinas. Sus ojos se llenaron de lágrimas que se tragó en silencio, pero esa humillación pública no fue suficiente para Fabián. Durante los siguientes días, como si hubiera desatado una bestia interior, intensificó su comportamiento despectivo. La obligaba a llegar media hora antes para tener todo limpio antes de que lleguen los hombres de verdad.
le gritaba frente a clientes, le daba las tareas más degradantes y imaginables. Un viernes particularmente cruel. Llegó un Audi RS6 Avan con problemas en la transmisión tiptronic. El auto, valorizado en 2.1 millones de pesos tenía síntomas extraños. Exitación al cambiar de segunda a tercera, un ruido metálico sutil al acelerar y la temperatura del fluido de transmisión ligeramente elevada. Mientras los mecánicos trabajaban, Fabián decidió hacer un espectáculo de poder. “Ven acá, Camila!”, gritó delante de seis mecánicos y tres clientes que esperaban.
“Ponte en cuatro patas y limpia debajo de este auto con las manos. Quiero que quede brillando cada tornillo y hazlo bien, porque las mujeres necesitan estar en su posición natural. La muchacha se puso de rodillas sobre el piso frío de Nindonintus concreto, con las manos directamente sobre la grasa y el aceite negro que se acumulaba debajo del Audi. “Así me gusta”, decía Fabián caminando alrededor de ella como un capataz cruel. en su posición natural. Las mujeres de rodillas donde deben estar limpiando lo que los hombres de verdad ensuciamos trabajando.
Los otros mecánicos miraban incómodos, pero ninguno decía nada. El miedo a perder el trabajo era más fuerte que su conciencia. Los pensamientos de Roberto, esto está mal, pero si digo algo, mi familia se queda sin comer. Tengo tres hijos que alimentar. Los pensamientos de Antonio. Pobrecita muchacha, pero yo necesito este trabajo. Mientras Camila limpiaba humillada, con las rodillas doloridas y las manos ennegrecidas de aceite, podía escuchar perfectamente como los mecánicos discutían sobre el Audi RS6. “El problema está en el convertidor de torque”, decía Antonio con seguridad fingida.
No, hermano, es la bomba hidráulica, insistía Roberto. Están locos. Es obviamente el filtro de transmisión obstruido gritaba Manuel. Llevaban 3 horas sin resolver nada y el cliente, un empresario de bienes raíces, comenzaba a impacientarse. Señor Fabián, mi auto vale más de 2 millones de pesos. Espero que sepan lo que están haciendo. Camila sabía exactamente cuál era el problema. Esos síntomas específicos, excitación al cambiar de segunda a tercera en las transmisiones tiptronic combinados con el ruido metálico sutil y la temperatura elevada del fluido, indicaban claramente un problema en los solenoides de control de presión del módulo de control de transmisión.
Su padre le había enseñado que en las transmisiones tiptronic de Audi, cuando fallan estos solenoides específicos, particularmente el N88 y N89, los síntomas son exactamente esos. Es el solenoide N88 del módulo de control, murmuró para y misma. probablemente necesita recalibración del software de gestión de cambios, pero no se atrevía a decir nada. La humillación anterior había sido demasiado traumática y cada vez que abría la boca, Fabián la humillaba peor. Esa misma tarde, mientras Camila organizaba herramientas que otros mecánicos dejaban tiradas, llegó otro caso que la partió por dentro.
Una señora mayor, doña Mercedes Aguilar, llegó con un Volkswagen Jetta 2015 que hacía ruidos extraños y se apagaba en los semáforos. Era evidente que la señora tenía recursos limitados. Su auto tenía varios años, pequeños rasguños y ella misma mencionó que era pensionada. Fabián la recibió con desdén. Señora, su carrito ya está viejito. Probablemente necesita motor nuevo. Le va a costar como 45,000 pesos mínimo. La cara de la señora se descompuso. 45,000 pesos. Ay, hijo, yo apenas cobro 4800 pesos de pensión al mes.
¿No habrá algo más barato? Camila, que había escuchado el motor al llegar, sabía perfectamente que el problema era mucho más simple. Los síntomas, apagado en ralentí, pérdida de potencia gradual y un sonido específico en el escape indicaban claramente una falla en la válvula EGR o en el sensor MAP, una reparación que costaría máximo 33,500 con mano de obra incluida. Señora, se acercó Camila susurrando, creo que el problema podría ser más simple. Quizás sea la válvula. Egr, Camila, rugió Fabián desde el otro lado del taller, otra vez metiéndote donde nadie te llama.
Ven acá inmediatamente. Cuando Camila se acercó temblando, Fabián le gritó delante de todos, “Te voy a enseñar a no meterte en conversaciones de adultos. ” La obligó a limpiar el baño de hombres con una esponja pequeñita de rodillas mientras él se paraba en la puerta gritándole más fuerte. Los azulejos tienen que brillar. Las mujeres solo sirven para limpiar. Mientras tanto, los mecánicos le dijeron a doña Mercedes que efectivamente necesitaba motor nuevo y que no había otra opción.