JEFE DISFRAZADO VA A SU TALLER Y VE AL GERENTE HUMILLANDO A LA MECÁNICA, PERO ÉL…

“Me llamo Mario Hernández. Parece que vamos a trabajar juntos.” Camila levantó la vista tímidamente. Había algo diferente en los ojos de este hombre nuevo. No tenía esa mirada despectiva que conocía tamban bien. Mucho gusto, señor Mario. Yo soy Camila, respondió con una sonrisa pequeñita pero genuina. Los pensamientos de Marcos. Dios mío, esta muchacha tiene unos ojos llenos de inteligencia y bondad. ¿Cómo es posible que Fabián no vea el tesoro que tiene aquí? Fabián se acercó pavoneándose. Mario, mi estimado, usted no se preocupe por ella.

Camila está aquí para limpiar y barrer. Los trabajos técnicos los manejamos los profesionales como usted y yo. Después de todo, bajo la voz conspiratorialmente, entre hombres nos entendemos. Las mujeres son para otras cosas, ¿verdad? Marcos tuvo que controlarse para no explotar ahí mismo sus pensamientos. ¿Cómo puede existir tanta ignorancia en pleno siglo XXI? Durante las primeras dos horas, Marcos observó todo. Vio como Camila trabajaba con una meticulosidad extraordinaria. Cada herramienta que limpiaba la inspeccionaba completamente, verificando que no tuviera daños.

Organizaba todo por sistemas lógicos, llaves por tamaños milimétricos, destornilladores por tipos de cabeza, llaves de tubo por medidas exactas. Era como ver a un cirujano preparando su quirófano. Pero lo que más lo impresionó fue otra cosa. Cada vez que llegaba un auto, los ojos de Camila se iluminaban. Escuchaba atentamente el sonido del motor. Observaba la forma de caminar del propietario. Notaba pequeños detalles que otros ignoraban completamente. A las 11:30 de la mañana, el destino tocó a la puerta de talleres supremos de la manera más espectacular imaginable.

El rugido ensordecedor de un motor V10 atmosférico se escucha desde tres cuadras de distancia. Un Lamborghini Huracán, performante color naranja perlado valorizado en 4.5 millones de pesos mexicanos, se estacionó frente al taller como una bestia furiosa. El propietario, un empresario de 35 años llamado Rodrigo Mendoza, bajó del auto claramente frustrado. “Buenos días”, gritó por encima del rugido del motor que seguía encendido. Tengo un problema gravísimo con mi Lambo. El sistema de tracción integral está fallando completamente. Fabián casi se tropezó corriendo hacia el auto.

Sus ojos se llenaron de signos de pesos. Señor Mendoza, por supuesto que lo vamos a arreglar. Somos especialistas en supercarros europeos. Los pensamientos de Fabián, 4.5 millones de pesos. Si cobro bien este trabajo, puedo comprarme el BMW que tanto quiero. El problema era complejo y aterrador. El Lamborghini tenía fallas intermitentes en el sistema de tracción integral Haldex de quinta generación. Cuando Rodrigo aceleraba fuerte en curvas, la tracción trasera se desconectaba completamente, causando derrapes peligrosos. Ya había tenido dos sustos en la carretera.

Es el sistema ALA”, explicó Rodrigo refiriéndose al aerodinámica Lamborghini Ativa. Cuando se activa el modo Sport Plus, la computadora no distribuye correctamente la potencia entre el eje delantero y trasero. Es extremadamente peligroso. Fabián llamó inmediatamente a sus tres mecánicos más experimentados. Antonio, Roberto y Manuel. Rodearon el Lamborghini como si fuera una nave extraterrestre. Durante una hora completa revisaron todo lo básico. Niveles de fluidos, conexiones eléctricas visibles, códigos de error del computador principal. El problema puede estar en la bomba del diferencial central”, dijo Antonio inseguro.

“No, hermano, es obvio que es un problema de software en la SU”, insistió Roberto. “Están ciegos. Es claramente el sensor de velocidad de rueda trasera izquierda”, gritó Manuel. Llevaban dos horas desarmando componentes al azar y el Lamborghini parecía cada vez más enfermo. Rodrigo caminaba nervioso alrededor del auto, mirando su reloj. Rolex constantemente. Señores, tengo una reunión importante a las 3 pm. Necesito mi auto funcionando perfectamente. ¿Cuánto tiempo más van a necesitar? Fabián comenzó a sudar frío. Señor Mendoza, estos autos europeos son muy complicados.

Quizás necesitemos hasta mañana. Mañana, rugió Rodrigo. Les voy a dar una hora más y si no lo resuelven me voy a otro taller y jamás regreso aquí. Fue entonces cuando la magia comenzó a suceder. Mientras los mecánicos discutían sin rumbo, Marcos notó que Camila se había acercado silenciosamente al Lamborghini. con una discreción absoluta, había puesto su oído cerca del motor encendido. Sus ojos se movían sistemáticamente, observando cada detalle. “¿Qué opinas, Camila?”, le susurró Marcos genuinamente curioso. Camila lo miró sorprendida.

Era la primera vez en tres semanas que alguien le preguntaba su opinión técnica sin burla. Señor Mario susurró nerviosa. Ese sonido cuando acelera, mi papacito me enseñó que en los sistemas Haldex de quinta generación, cuando hay esa vibración específica combinada con la falla de tracción, generalmente es el módulo de control del diferencial electrónico. No es mecánico, es electrónico. Marcos la miró fascinado. ¿Estás segura? El sistema Ala tiene tres componentes críticos”, continuó Camila con más confianza, viendo que él la escuchaba seriamente.

El actuador hidroneumático del alerón trasero, el sistema de gestión de flujo de aire inferior y el módulo de control de tracción integral. Si falla la comunicación entre el segundo y el tercero, se produce exactamente esa falla intermitente. Los pensamientos de Marcos. Increíble. Esta muchacha conoce especificaciones técnicas que yo apenas entiendo y eso que soy dueño de 47 talleres. ¿Y cómo se arregla? Preguntó Marcos. Hay que recalibrar el software de gestión de tracción, pero antes hay que verificar que no haya corrosión en el conector Hontas 347 del módulo de control.

Es un problema conocido en los Huracán Performante 2018 y 2019. La humedad se mete por una junta defectuosa que Lamborghini reconoció oficialmente. Marcos quedó boquiabierto. Esta muchacha no solo sabía diagnosticar el problema, sino que conocía boletines técnicos oficiales de la fábrica. En ese momento, Fabián se acercó furioso a Mario. Oiga, Hernández, el señor Marcos me lo recomendó como experto. Resuelva este problema ahora. O quedamos mal con un cliente VIP. Marcos respiró profundo. Era el momento perfecto. Fabián, creo que la señorita Camila podría tener la solución.

¿Qué? Rugió Fabián. Usted también se volvió loco. Esta mujer no sabe ni cambiar una llanta. Dale una oportunidad, insistió Marcos firmemente. ¿Qué perdemos? Rodrigo, que había escuchado la conversación, se acercó intrigado. La señorita tiene alguna idea qué harían ustedes en el lugar de Camila. Comenten. Camila se quedó paralizada. Todos los ojos estaban sobre ella. Fabián la miraba con desprecio absoluto. Rodrigo con curiosidad, los otros mecánicos con burla y Mario con una confianza extraña que la tranquilizaba. Yo yo creo que podría ser el módulo de control del diferencial electrónico, murmuró Barily Audible.

 

 

 

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