El tratamiento de la leucemia varía según el tipo y la gravedad de la enfermedad, así como la edad y el estado de salud del paciente. Algunas de las opciones más comunes incluyen:
Quimioterapia: Es el tratamiento principal para la mayoría de los tipos de leucemia. Consiste en el uso de fármacos que destruyen las células cancerosas o impiden su crecimiento.
Terapia dirigida: Utiliza medicamentos específicos para atacar las células leucémicas sin dañar demasiado las células sanas.
Radioterapia: Emplea radiación para destruir células cancerosas o reducir el tamaño de la médula ósea antes de un trasplante.
Trasplante de médula ósea o de células madre: Se reemplaza la médula ósea dañada por células madre sanas para ayudar en la producción de células sanguíneas normales.
Inmunoterapia: Estimula el sistema inmunológico para que ataque las células cancerosas de manera más efectiva.
El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente el pronóstico de los pacientes con leucemia. Es fundamental acudir al médico ante la presencia de síntomas persistentes y realizar chequeos médicos regulares para detectar cualquier anomalía a tiempo.