Prepara la base de la tarta:
En un bol, bate las claras de huevo con 100 g de azúcar glas hasta que estén a punto de nieve. En otro bol, bate las yemas de huevo con el resto del azúcar hasta obtener una mezcla ligera y espumosa. Incorpora suavemente las claras batidas a la mezcla de yemas con una espátula. Añade el cacao en polvo y la fécula de maíz, y mezcla hasta que todo esté bien integrado.
Vierte la mezcla en un molde cubierto con papel de horno y nivela con una espátula. Hornea a 200°C durante 10 minutos. Una vez cocido, corta un disco de 24 cm de diámetro y colócalo en un molde de tarta.
Prepara la mousse:
Coloca las hojas de gelatina en agua fría y déjalas reposar unos minutos, si ocupas grenetina en polvo agregale 2 cucharadas de agua y lleva al microondas por 15 segundos. En una cacerola, mezcla las yemas de huevo, el azúcar, la leche y un poco de extracto de vainilla. Añade la gelatina escurrida y mezcla a fuego medio hasta obtener una crema espesa. Divide la crema en 3 partes iguales.
Derrite el chocolate blanco y mezcla con el primer tercio de la crema. Repite el proceso con el chocolate negro y el chocolate con leche en sus respectivas porciones de crema. Deja que las cremas enfríen completamente en el refrigerador.
Montaje de la mousse:
Bate la nata fresca hasta que esté firme y divídela en tres partes. Añade la crema de chocolate negro a una de las partes de nata montada y mezcla con cuidado. Vierte esta mezcla en el molde sobre la base de la tarta y congela durante 20 minutos.
Repite el proceso con la crema de chocolate con leche y vuelve a congelar por otros 20 minutos.
Finalmente, mezcla la crema de chocolate blanco con la última porción de nata batida. Extiende sobre la capa de chocolate con leche en el molde y deja enfriar en el refrigerador durante 3 horas.
Decoración:
Desmolda el pastel y decóralo con copos de chocolate. ¡Listo para disfrutar!
