Si un lunar empieza a picar, cambia de tamaño o color, o sangra, podría ser una señal de alerta de cáncer de piel. Los lunares congénitos más grandes tienen mayor riesgo de malignizarse.
Si siente picazón en estas zonas, no la desestime. Aunque la mayoría de los casos son inofensivos, la picazón persistente podría ser un indicador temprano de enfermedades graves como el cáncer. Una evaluación temprana puede ser crucial para un tratamiento exitoso.