La histerectomía es una cirugía en la que se extirpa el útero, también conocido como la matriz. Esta intervención puede cambiar diversos aspectos físicos y emocionales en la vida de una mujer, dependiendo del tipo de histerectomía realizada y de si también se removieron los ovarios.
Uno de los cambios más notables es la ausencia permanente del ciclo menstrual, ya que sin útero no es posible menstruar. Esto puede representar alivio en casos de sangrados abundantes o dolorosos, pero también puede generar reacciones emocionales relacionadas con la pérdida de la fertilidad.
Cuando los ovarios también son extraídos durante la histerectomía, el cuerpo entra en una menopausia quirúrgica inmediata. Esto significa que los niveles hormonales caen bruscamente, provocando síntomas como sofocos, sudoración nocturna, cambios en el estado de ánimo, sequedad vaginal y disminución de la libido.
Si los ovarios no se remueven, es posible que las hormonas sigan produciéndose normalmente y que estos síntomas no aparezcan de inmediato.
A nivel físico, algunas mujeres experimentan fatiga, molestias pélvicas o cambios en la función urinaria o intestinal durante el proceso de recuperación. Con el tiempo, muchas notan una mejora en su calidad de vida, especialmente si la cirugía resolvió condiciones dolorosas como los fibromas, la endometriosis o el prolapso uterino.