Si tu albahaca tiene flores en las puntas, no las tires: ¡valen oro si las usas así!

Las flores de albahaca contienen semillas diminutas, perfectas para crear nuevas plántulas.

  1. Deja secar algunas mazorcas de maíz directamente en la planta.
  2. Una vez secas, frótalas suavemente entre los dedos para liberar las semillas.
  3. Siémbralas en una mezcla de tierra para macetas y arena, y luego riégalas ligeramente.

Unos días después, aparecerán los brotes jóvenes: la promesa de una nueva generación de albahaca cultivada en casa.

Perfuma tu hogar de forma natural.

El aroma de la albahaca seca es a la vez fresco y relajante.

Mete unas flores en una bolsita de tela y colócala en tus armarios, cajones o en tu coche.

El resultado:  un ambientador natural que elimina los malos olores a la vez que difunde una delicada nota botánica.

Mejora tus platos e infusiones

¡Las flores de albahaca también son comestibles!

Espolvoréalo sobre tus ensaladas, platos de pasta o tortillas para darles un toque dulce y floral.

También combinan muy bien en una infusión relajante, ya sea solas o con menta y ralladura de limón.

En resumen: en la albahaca no se desperdicia nada.

Cada parte de esta planta es valiosa, desde la hoja hasta la flor. Al conservar las espigas florales, reduces el desperdicio, das sabor a tus platos, creas tus propios plantones y elaboras productos caseros naturales.

Así que, la próxima vez que florezca tu albahaca, recuerda:  la naturaleza no hace nada por casualidad; incluso sus flores tienen un papel que desempeñar.

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