6 estrategias inteligentes para que los niños escuchen sin levantar la voz

Los niños no tienen tiempo para desvíos. Una instrucción ahogada en una explicación digna de una larga novela corre el riesgo de perderse. En lugar de:  “Vamos a ver a Jules al parque y quizás te apetezca escalar, así que cámbiate los zapatos” , opta por algo simple:  “¡Ponte las zapatillas, vamos al parque!”. »

Es tan simple como un pastel, pero  mucho más impactante .

Comunicación de doble canal: mirada + tacto

Las palabras solas no siempre son suficientes Para captar la atención de tu mini-tú, combina lo visual y lo táctil.  Ponte a su altura , coloca suavemente tus manos sobre sus hombros, míralo directamente a los ojos… y háblale.

Este enfoque fortalece el vínculo y garantiza una mejor escucha. ¿Y para asegurarse de que entendió correctamente? Pídele que repita lo que acabas de decir. ¡Una forma divertida y  efectiva  de comprobar que se ha recibido el mensaje!

Detengamos el disco rayado: hablemos menos y actúemos mejor

Repetir lo mismo quince veces no hará que tu hijo obedezca mejor. En lugar de eso, terminará esperando hasta la quinta vez para hacer un movimiento, pensando que las primeras peticiones son opcionales.

Una instrucción clara, el doble máximo. Después ? Estamos tomando medidas. Si no guarda sus LEGO, explícale con calma:  “Si no los guardas ahora, se quedarán en el armario hasta mañana”. »  Entonces espera. Por el contrario, si obedece rápidamente, felicítalo:  “¡Gracias por escuchar la primera vez, fuiste genial!”. “  El estímulo es una  auténtica palanca “.

¿Qué pasaría si escuchar se convirtiera en un juego?

 

 

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