El primer paso para calmar la irritación es identificar y eliminar el factor desencadenante. Si recientemente cambió su jabón, detergente o producto para el cuidado de la piel, deje de usarlo durante unos días para ver si su piel mejora.
Para aliviar la zona afectada, aplique una compresa fría o use gel de aloe vera, conocido por sus propiedades refrescantes y antiinflamatorias. Los baños de avena son otro remedio casero eficaz, especialmente para la irritación o la picazón generalizadas, ya que la avena reduce la inflamación de forma natural y retiene la humedad.
El aceite de coco o la manteca de karité pueden ayudar a restaurar la barrera lipídica natural de la piel, previniendo la sequedad y la irritación. Para erupciones leves, una fina capa de crema con hidrocortisona (disponible sin receta) también puede ayudar a aliviar la picazón y el enrojecimiento.
Si la irritación es causada por el afeitado o la depilación, cambie a un humectante suave y sin fragancia y evite la ropa ajustada que pueda rozar la piel.
Cuándo visitar a un dermatólogo

Aunque la mayoría de los casos de irritación son temporales, no se deben descuidar los síntomas persistentes o graves. Si la piel presenta ampollas, hinchazón, dolor o supuración, podría tratarse de una infección o una reacción alérgica que requiera tratamiento médico. El enrojecimiento o la descamación crónicos también podrían indicar una afección subyacente como eccema, psoriasis o rosácea. Un dermatólogo puede ofrecer un diagnóstico preciso y recomendar cremas recetadas o pruebas de alergia si es necesario.
Consejos para prevenir la irritación de la piel
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