A primera vista parecen saludables, pero los embutidos o carnes secas que las acompañan están llenos de:
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Sal y nitritos
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Grasas oxidadas y proteínas degradadas
Estos compuestos irritan los túbulos renales y aumentan la carga de desechos. Además, las bolas de arroz con salsas aportan muchas calorías, lo que favorece el sobrepeso y, con él, la proteinuria, una señal temprana de daño renal.
Hamburguesas en el desayuno: una trampa común
Las hamburguesas, rápidas y prácticas, afectan la salud renal a largo plazo. El pan refinado eleva el azúcar en sangre, y la carne suele contener:
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Grasas trans
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Conservantes
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Aditivos fosfatados
Las grasas trans inflaman y deterioran el metabolismo, mientras que los fosfatos aceleran el desequilibrio óseo y renal. Muchas personas con insuficiencia renal fueron consumidoras habituales de este tipo de alimentos sin saberlo.
El problema de la detección tardía
El daño renal avanza en silencio. Los síntomas no aparecen hasta que la creatinina aumenta o la proteinuria se vuelve persistente. En ese punto, el daño es irreversible.
Además, enfermedades como diabetes, hipertensión y colesterol alto amplifican la presión sobre los riñones.
Por qué importa el desayuno
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