Durante mucho tiempo se pensó que la infidelidad era un fenómeno propio de los más jóvenes o de quienes están atravesando crisis típicas de mediana edad. Sin embargo, una tendencia creciente muestra que las personas mayores de 55 años también están protagonizando episodios de infidelidad con mayor frecuencia.
¿Qué está cambiando en esta etapa de la vida para que muchos rompan sus compromisos después de tantos años?
Cambios en la percepción del amor y la pareja
Con el paso del tiempo, muchas personas comienzan a cuestionarse si la vida que llevan es realmente la que desean. Después de décadas de matrimonio o convivencia, algunos descubren que el amor ha dejado de ser una prioridad y que la rutina ha consumido el vínculo.
Otros se sienten emocionalmente descuidados, no escuchados o incluso invisibles dentro de su relación.
A los 55 años o más, ya no hay hijos pequeños que cuidar, ni urgencias laborales que absorber todo el tiempo. Esto deja espacio para pensar en uno mismo, en lo que falta, en lo que se desea recuperar.
La infidelidad, en ese contexto, aparece no tanto como una traición planificada, sino como una vía de escape hacia lo que se cree perdido: la pasión, la atención o la emoción de sentirse deseado.
La revolución de las redes sociales y las aplicaciones de citas
A diferencia de generaciones anteriores, hoy los adultos mayores están conectados. El uso de redes sociales, foros, plataformas de citas y mensajería instantánea ha abierto un mundo de posibilidades para conocer personas fuera del círculo habitual.
Muchas personas que llevan años en una relación estable se sienten tentadas a explorar esas nuevas conexiones digitales. Lo que comienza como una charla inocente, puede transformarse en un vínculo emocional o físico que revitaliza sensaciones dormidas.
Una necesidad de validación personal
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